En un rincón soleado del reino de la Sala de Estar, vivía un caballero alegre y valiente llamado...
¡El Caballero de la Caja Mágica!
Su casco era especial: una caja de jugo que le daba poderes para hacer reír a todos.
Pero ese día, su misión era aún más importante: cuidar al heredero del trono.
Un bebé risueño, curioso y lleno de ternura, conocido como...
¡El Pequeño Sonriente!
Juntos, conquistaban tierras misteriosas (como debajo de la mesa), vencían dragones invisibles (¡achís!) y lanzaban hechizos de risa con solo una mirada.
-¡Al castillo del sofá! -gritaba el Caballero.
-¡Conquistemos las galletas reales! -reía el Pequeño Sonriente.
Y allá iban, entre cojines, juegos y abrazos.
Al final del día, con el sol bajando y la caja algo chueca...
el caballero y su escudero sonrieron, sabiendo que la aventura más mágica... es compartirla juntos.
FIN