Ruta "Los Molinos de Agua"  (La Orotava)


Imaginemos el gran caudal de agua que partía desde los manantiales de Aguamansa para regar las tierras del Valle de La Orotava, un caudal que aprovechando el gran desnivel existente dio lugar a la aparición de trece molinos, formados por un cubo de mampostería para la represa del agua, cuyo impulso movía un par de ruedas dentadas horizontales que engranan, unida a la muela del molino. El agua era conducida por unos canales de tea que posteriormente fueron sustituidos por construcciones de argamasa, y este conducto de madera, con muchos tramos elevados, perdía gran cantidad de agua, por lo que se construyó una acequia que discurría descubierta entre los adoquines de la misma calle. En su trayecto tomaban agua del canal los conventos y el vecindario. Los lavaderos de la calle San Francisco, constituyen otro de los espacios relacionados con el abastecimiento del agua para su uso público en el núcleo poblacional. Su origen se remonta al siglo XVI cuando fueron creados a partir de la acequia que conducía al agua hasta el primitivo asentamiento de vecinos, y en estrecha vinculación con los molinos harineros. En estos lavaderos pueden contemplarse dos estructuras bien diferentes, en relación a dos momentos históricos distintos. Por un lado, se encuentran los primitivos constituidos en torno a la acequia, provista de losas de piedra para la tarea de lavar la ropa. Por otro lado, se pueden apreciar los lavaderos de cemento proyectados por Tomás Machado y Méndez Fernández de Lugo en 1945. El motivo de la aparición de los molinos de agua está en el carácter poco ventoso del Valle, ya que no se podían utilizar molinos de viento. En la actualidad, de los diez molinos que aún se conservan, continúan en funcionamiento dos, pero con energía eléctrica, elaborando el gofio, nuestro alimento canario por antonomasia.
Antiguamente en ellos se molía harina para elaborar pan hasta que comenzaron a producir gofio, actualmente solo permanecen activos dos, el Molino de Chano y el Molino La Máquina. Fueron declarados Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Sitio Etnológico el 4 de julio de 2006.

De camino al comienzo de la ruta, nos encontramos con este dragón en el Bosquecito de Dragos que está en El Puente situado en la calle Carrera Escultor Estévez frente a la iglesia de San Agustín y la plaza de la Concepción.
La ruta la comenzamos en ascenso al final de la calle Carrera Escultor Estévez, en el cruce con la calle San Francisco.

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1.- La Casa de los Balcones
    Nada más empezar a caminar ascendiendo por la adoquinada calle de San Francisco, nos encontramos a la izquierda con la Casa Méndez-Fonseca más conocida como " La Casa de los Balcones" y a continuación la Casa Ximénez Franchi.
    En el siglo XVII durante el matrimonio entre Juana García Nieto y el futuro capitán y regidor Juan de Castro Bazo, mandan a construir un majestuoso edificio de tres plantas, la Casa de los Balcones también conocida como casa Méndez-Fonseca por sus antiguos inquilinos. Después de haber pertenecido tanto a personajes ilustres como a conocidos militares del ejército canario, las últimas cuatro generaciones ha sido propiedad de la familia Machado, la cual ha mantenido la casa en perfecto estado y compartido su historia y belleza con miles de visitantes.
    Se caracteriza por sus balcones típicos canarios de pino de tea, visibles en su fachada y patio interior. La fachada es de tres plantas, con balcón corrido en la parte superior; los cinco balcones de la segunda planta son de rejería, con base de madera. Los vanos están enmarcados por decoración de esgrafiados, con formas geométricas y vegetales; sobre el balcón central se exhiben los blasones de Fonseca. Sobresale la puerta principal, que reúne los tipos de cuarterones y tachonada.
    En el patio destaca el ala del frente, por la gran calidad de sus labores en madera. Las altas columnas de tea que, en el patio se apoyan sobre pedestales de piedra, van disminuyendo en los pisos superiores; en cambio, los aleros se hacen paulatinamente mayores, acusando el efecto de perspectiva. La ornamentación de las galerías es similar a la del balcón superior de la fachada, constituida por balaustres pareados y cojinetes con decoración floral. En el lado izquierdo tiene una curiosa escalera de caracol. Algunas salas tienen techos artesonados. La cubierta del salón principal, aunque es plana, posee una decoración muy recargada.
    Los fantásticos y artísticos tallados de los techos de cada uno de los salones, con éstos perfectamente ambientados y amueblados como sus dueños originariamente los tenían, son un deleite para el visitante y un paseo por el túnel del tiempo. Las paredes en piedra y barro con más de un metro de espesor, hacen que no tenga muchas habitaciones, pero si, espaciosos y confortables salones que reciben directamente la luz solar, a través de su enorme balcón y ventanales exteriores como del auténtico patio canario de su interior. El patio destaca por su exuberante vegetación y en especial su gigantesca balconada situada en las dos últimas plantas de la casa, desde donde esta súper voluminosa y entallada estructura de madera, lentamente se va descolgando, hasta descansar sobre un conjunto de altos, robustos y pulidos troncos que hacen la función de auténticos pilares o columnas. Cada uno coronado por un labrado capitel corintio.
    La actual y principal razón de ser de esta casona es la de preservar las labores y tradiciones de antaño como son: la arquitectura, la artesanía, la confección de trajes típicos, los usos y costumbres canarios, la historia y su folklore.

    A continuación está la casa Ximénez Franchi, sede del Centro de Arte Efímero “Alfombras de La Orotava”, caracterizada también por el balcón corredor que corona la planta superior de la fachada.
 
Frente a la Casa de los balcones vemos un magnolio que tiene una singular historia, por ser el lugar de encuentro y concentración de los labradores de la Villa. A continuación se encuentra la Casa Molina, denominada “Casa del Turista”.

Enseguida tenemos el portón que da entrada al cementerio municipal
que pasa casi desapercibido entre las casas y comercios del lugar.

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2.- Plaza de San Francisco
Seguimos subiendo por la empedrada calle y tenemos a la vista
la triangular Plaza de San Francisco con sus parterres, fuente
y sus dos dragos a la cabeza, un lugar clave porque en sus
alrededores se concentran algunos puntos interesantes de nuestra ruta

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3.- Molino de San Francisco
    Aquí comenzamos a saborear la historia del aprovechamiento del agua en La Orotava. A la izquierda de la plaza según vamos subiendo, podemos divisar entre el nº 11 y 13, una casa que sobre ella se encuentran los restos de un antiguo molino, el primero que vemos en esta ruta aunque solo asoma el cubo que está tapado por un árbol y una enredadera.
    Este molino fue construido por el regidor Francisco Benítez de Lugo. La casa es de estilo tradicional y que actuaba como salón de la molienda y vivienda del molinero, el cubo cuadrangular se alza majestuoso y decreciente, y que conectaba con la acequia del agua por medio de canales de madera, hoy desaparecidos ya que este molino carecía de un acueducto de argamasa. Actualmente se encuentra en mal estado.

    Delante de nosotros aparecen dos dragos de los que hablaremos en otra interesante ruta que hagamos (La Ruta de los Dragos).
    Frente a la plaza y estos dragos está el conjunto formado por la iglesia de San Francisco y por debajo anexo a éste, el convento que posteriormente fue el Hospital de la Santísima Trinidad hasta nuestros días (hoy cerrado).
    A principios del siglo XVI, El conquistador Bartolomé Benítez de Lugo financió la construcción del convento en el mismo lugar en el que existía una ermita dedicada a San Lorenzo, tras dos acontecimientos que lo marcaron profundamente.
    Se dice que una noche mientras dormía, Bartolomé Benítez de Lugo experimentó una visión en la que un monje franciscano se le acercaba entre las llamas de un incendio, advirtiéndole de levantarse antes de que ardiera la casa. Bartolomé despertó y se encontró realmente entre llamas, por lo que invocó a San Lorenzo e inmediatamente el fuego se extinguió. En otra ocasión, le hicieron llegar la noticia de que un cañaveral de su propiedad estaba ardiendo, por lo que acudió rápidamente al lugar, implorando nuevamente el auxilio de San Lorenzo. Fue entonces cuando apareció un franciscano para apagar las llamas empleando tan sólo una palma verde. Tras estos acontecimientos, Benítez de Lugo emprendió la construcción del convento, que otro terrible incendio arruinó en su totalidad a comienzos del siglo XIX. Tras este último incendio, sobre su solar se edificó el actual complejo arquitectónico de la iglesia de San Francisco y el Hospital de la Santísima Trinidad, en ellos se reutilizaron partes del antiguo convento, como la portada de cantería de la iglesia.

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4.- Hospital de la Santísima Trinidad
 (y mirador de San Francisco)
    El Hospital de la Santísima Trinidad se erigió sobre el antiguo convento franciscano, fue hospital geriátrico regentado por monjas de La Caridad hasta el año 2013 que fue clausurado porque sufría daños estructurales.
    Pero la sede del Hospital de la Santísima Trinidad no estuvo solo aquí, anteriormente ocupó diferentes lugares de la villa. Su primer asentamiento fue en el siglo XVI, delante de la parroquia Matriz de Ntra. Sra. de la Concepción. En el siglo XVIII, lo trasladaron al lugar conocido por el Llano de San Sebastián, al lado derecho del camino Real, en la entrada de la Villa. Y finalmente en el siglo XIX, se erigió en el convento de San Francisco, porque existía una orden del Gobierno de la Nación, de destinar los conventos suprimidos a establecimientos de la beneficencia. Es cuando la Diputación Provincial destinó para casa hospitalaria el ex convento franciscano de la Villa.

    A la entrada del recinto pasando el arco de la portada (actualmente cerrada) te encuentras con una placita, y sobre sus muros un mirador con una fantástica panorámica del Valle de la Orotava que se extiende hacia el mar, y debajo está el cementerio; es el Mirador de San Francisco. Aunque no la veamos, a la izquierda del mirador al final de la escalera, incrustado en la puerta, había un torno de finales del siglo XIX, donde se abandonaban recién nacidos al cuidado de las monjas. El torno permaneció en funcionamiento hasta los años sesenta.
    El abandono infantil no era raro en las clases adineradas cuando había embarazos fuera del matrimonio, tanto en las jóvenes pudientes como en las sirvientas, que solían padecer abusos por parte de los señores.

    Viejos recuerdos regresan a mi memoria porque aquí estuvieron residiendo familiares nuestros a los que veníamos a visitar de vez en cuando y que estaban atendidos por las monjitas. Recuerdo perfectamente el bonito patio donde se sentaban los ancianos a matar el tiempo o dejar pasar la vida; y que estaba rodeado de un pasillo que daba acceso a las habitaciones. También un suceso con una monja y un celador porque creían que nss llevábamos pertenencias de un familiar. Hoy en día se ha convertido en el tanatorio municipal.
En frente el cubo del molino de San Francisco tapado por la maleza

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5.- Iglesia de San Francisco
    Anexa a lo que fue el Hospital de la Santísima Trinidad se encuentra esta iglesia-convento de estilo mudéjar de una sola nave, a donde volvieron los monjes franciscanos, pero por muy poco tiempo, ya que les afectó la Desamortización de Mendizábal y tuvieron que abandonar el nuevo edificio en 1836.
    En su interior se halla la imagen de Ntra. Sra. de la Caridad, cuya escultura llegó desde Sevilla al antiguo convento de San Lorenzo. Se trata de una imagen de la Escuela Andaluza de madera policromada, con un sutil gesto melancólico. Sus manos presentan la característica rigidez de las imágenes realizadas a comienzos del siglo XVII. En la mano izquierda sujeta al niño Jesús, de factura menos delicada que la de la Virgen, lo que ha generado la hipótesis de que fuera tallado por un autor diferente.
    La gran devoción hacia esta imagen proviene de un milagro ocurrido aquí, que la Iglesia Católica certificó en 1632. Según el relato del padre rector de la orden, Juan Mireles, se apagó de pronto la luz de la lámpara de aceite que alumbraba a la imagen. De repente, y antes de que los frailes procedieran a reponer el aceite para prender de nuevo la lámpara, ésta se encendió por sí misma con una enorme llamarada y a la vez comenzó a brotar aceite del recipiente. Ante tal suceso y tras el repique de campanas de rigor que anunciaba el prodigio, se congregaron en el templo medio millar de personas entre las que se repartió el aceite milagroso. Desde entonces, al aceite de la lámpara de la Virgen de la Caridad se le atribuyen propiedades curativas, y se reparte cada año durante la festividad de la Virgen el 5 de agosto. Tanto la lámpara como la talla de la Virgen siguen dentro de la iglesia.
    Mucho se oye decir en los mentideros del lugar, que un convento contase con un milagro certificado por la Iglesia suponía una ventaja frente a otros conventos, es decir, más perritas gracias a la financiación y sobre todo más fieles.

Abandonamos tan enriquecedor lugar caminando sobre las piedras
de la calle, viendo de frente las puertas del Tanatorio de San Francisco.

Ahora en este cruce, la calle San Francisco se divide en dos:
- hacia la derecha la calle Salazar que te lleva hacia La Perdoma 
- y a la izquierda en ascenso la calle Dr. Domingo Glez. García
que esta última hay que tomárselo con calma por el fuerte ascenso.
Estamos en el límite entre la Villa de Arriba (Farrobo) la de los pobres
y la Villa de Abajo la de las familias pudientes o adineradas.

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6.- Los Lavaderos
Enseguida tenemos a nuestra izquierda Los Lavaderos y
a continuación el Molino de Chano, que nos lo encontramos
nada más comenzar la subida por la calle Doctor Domingo
González García
 
Pero entremos un momento a verlos, diciendo que Los lavaderos son otro claro ejemplo
de aprovechamiento del agua canalizada

     En La Orotava llegó a haber hasta cinco lavaderos públicos de ropa de los que sólo se conserva este, conocido como Lavaderos de San Francisco, del siglo XVI. Del canal principal de agua que abastecía a los molinos se desviaba una acequia para lavar la ropa en común.

    El oficio de lavandera fue tradicionalmente femenino. Aquí lavaban juntas las criadas, las amas de casa humildes y aquellas que tenían el oficio de lavanderas. Solían cantar juntas mientras lavaban. Esta constituía una de las contadísimas oportunidades para las mujeres de hacer vida social, y este era un espacio exclusivamente femenino, aunque a menudo tenían que ingeniárselas para protegerse de la mirada de los hombres que las espiaban desde la ventana del molino. Desde finales del siglo XVIII, las mujeres se vieron obligadas a despejar el lugar cada tarde, ya que el lavadero se convertía en una suerte de casino para los hombres, donde se bebía vino y se jugaba a la baraja.

    La antigua acequia principal fue sustituida en los años cuarenta por veinticuatro piletas individuales con surtidor propio. Veinte años más tarde se abandonó el uso de estos lavaderos porque ya el agua corriente llegaba a las casas.

Nos marchamos del recinto imaginándonos los ecos de
las voces de las lavanderas y enseguida nos llega a
nuestro olfato el sabroso olor del gofio recién molido.

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7.- Molino de Chano
Eso es porque subiendo unos metros encontraremos a nuestra
izquierda un molino de gofio. Estamos muy cerca de la venta y
molino de gofio de Chano donde un cartel te dice claramente...
En la actualidad el despacho de gofio se mantiene en activo

    A continuación anexo a la venta está el molino y su acueducto. El conjunto fue construido en el siglo XVI por Bartolomé Benítez de Lugo. Su arquería queda interrumpida por una vivienda, conserva el cubo y un gran número de arcos de medio punto de mampostería. El salón de la molienda responde a los rasgos de la arquitectura tradicional. La arcada principal está deteriorada, con grietas en la clave de los arcos.

Continuamos subiendo no sin antes hacer una paradita
para un pequeño descanso porque la empinada subida
¡cuesta! y nunca mejor dicho.

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8.- Molino de Josefina
A la vista tenemos el Molino de Josefina del siglo XVI,
se encuentra entre la calle Dr. Domingo Glez. García
y la calle Nueva.

    El molino de Josefina conserva su estructura original. Carece de acueducto ya que el agua llegaba a través de canales de madera. Su cubo fue elaborado en mampostería y parece deslizarse por la parte trasera para terminar apoyándose en la calle. El salón de la molienda responde a la tipología típica. El interior de la casa fue reformada para mantenerla habitable. El exterior de la casa responde a la tipología terrera con ventanas de carpintería sencilla y compuesta por dos cuerpos. Uno, el que se desliza por la pendiente de la calle Doctor Domingo González, la otra hacia la calle Nueva, mejor conservada y con una cubierta de teja árabe a cuatro aguas.
El Molino de Josefina visto desde la placita Glez. García

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9.- Molino de las Cuatro Esquinas
Molino de las Cuatro Esquinas (o de la Garrota) situado entre las calles:
Figueroa, Dr. Domingo Glez. García y Pescote
    Construido en el siglo XVI por Pedro de Medina, sus rasgos constructivos lo diferencian por sus especiales características. Su acueducto tiene un solo arco, trazado en rampa, transporta el canal hasta el único cubo de planta circular de los que perviven en La Orotava. El salón de la molienda y vivienda del molinero se ajusta a las pautas de la arquitectura tradicional. Situado en una confluencia de vías, sus fachadas están bien conservadas, pero el interior está en desuso.

Típico de La Orotava igual que en otros municipios,
son estas cruces en las esquinas de una calle.

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10.- Molino La Magnolia
    Ubicado entre las calles Rosa de Ara y San Juan, data del siglo XVI y fue erigido por el conquistador Diego de Mesa. Tiene un cubo de monumentales dimensiones, una arquitectura de mayor tamaño que el resto, presenta una tipología de arco curiosa en su acueducto y conserva la apariencia original.

Continuamos ascendiendo con la lengua fuera un buen tramo

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11.- Ermita de la Piedad
    Hasta que llegamos a la plaza de la Ermita de La Piedad, que fue erigida sobre el solar que ocupó una antigua capilla del s. XVIII. Desde antaño se mantiene la gran devoción a la Virgen de La Piedad y cada mes de septiembre se celebran las fiestas en su honor, engalanándose las calles del entorno para acoger tal celebración. También antiguamente cada 15 de mayo, los labradores celebraban una fiesta a San Isidro en esta ermita, más tarde la fiesta pasó al centro de La Orotava que es la conocida actualmente como Romería de San Isidro labrador y Santa María de la Cabeza.

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12.- Molino de Cubo Alto
    Frente a la ermita de la Piedad se encuentra el Molino de Cubo Alto, más concretamente entre la calle Cubo Alto y la Plaza de La Piedad, este molino fue construido por Andrés Xuárez Gallinato en el siglo XVI. Ha sido cuidadosamente restaurado a su fisonomía original por su actual propietaria, Ana María Hernández Martín.

Seguimos subiendo junto a una fuente en la trasera
de la plaza de la ermita de la Piedad

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13.- Ermita de Santa Catalina
Plaza y ermita de Santa Catalina
    La Ermita de Santa Catalina está situada un poco más arriba de la ermita de la Piedad, a la izquierda de donde se inicia el Camino de la Sierra. Aparece reflejada en el plano del Farrobo del siglo XVII. Tiene una sola nave, de reducidas dimensiones, con cubierta a cuatro aguas y una pequeña espadaña.

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14.- Camino de la Sierra
    Llamado así por un aserradero que había instalado en las inmediaciones del Llano la Sierra, el agua que proveía la fuerza motriz para mover la sierra del aserradero venía de Aguamansa, pasando por el Acueducto de Colombo que se encuentra mucho más arriba. Aquí no había un molino harinero sino una rueda productora de energía hidráulica. Noria o rueda hidráulica que hacía funcionar el aserradero, ubicado entre los caminos de Aguamansa y El Sauce. El Canal existe, la Noria no.

Junto a la plaza de Santa Catalina, damos por finalizada la subida.

Comenzamos el descenso para dirigirnos al Molino de la Cruz verde que se encuentra
en las inmediaciones de la ermita de Santa Catalina.

Detalles

Abandonamos la calle Dr. Antonio Glez. García para
desviarnos a la derecha por este callejón Cruz Verde

El callejón con piso lleno de mujo por la cantidad de humedad que hay
y que enseguida nos lleva al Molino de la Cruz Verde. 

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15.- Molino de la Cruz Verde
    La llamada Cruz Verde se localiza al naciente del Llano del Aserradero, punto de encuentro de la calle León e incluso de la calle Peralito, siendo aquí donde se hallaba el desaparecido lavadero público y una arboleda de álamos. Cuenta la tradición que esta cruz era de un solo cuerpo, de un árbol que hubo en el lugar, mandada a cortar por la llamada "IRA" (Izquierda Republicana Anticlerical) de los tiempos de la II República, aunque después fue restaurada.

    El Molino de la Cruz Verde fue erigido por Lope Gallego en 1503, está situado en la calle Cruz Verde por las inmediaciones de la Ermita de Santa Catalina. Conserva un acueducto con tres arcos de medio punto, otro cuadrangular y un espacio arquitectónico de planta rectangular, cubierta a cuatro aguas y teja árabe, tiene cubo y atarjeas con arcos de medio punto y, en su momento, había lavaderos en sus inmediaciones.

En la pared del molino un esqueleto o costillas de Adán 

Volvemos a la calle Dr. Domingo Glez. García,
y seguimos bajando por el empedrado de la misma 

Detalle de los antiguos y famosos postigos para "golifiar"
tras unas cortinas o visillos para no ser visto

Si antes eran acusados ascensos que te hacían sacar la lengua
ahora son pendientes rompe-piernas con las que hay que tener cuidado

Pasamos de nuevo junto al Molino de Josefina por otra calle

Arcos del acueducto del Molino de Chano

De nuevo en la Plaza San Francisco

Y seguimos descendiendo hacia nuestro siguiente hito.

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16.- Molino La Máquina
    O Molino de Monteverde. Construido por Juan de Ponte y Calderón en 1634, en pleno siglo XX pasó a ser propiedad de sus últimos arrendatarios, la familia Domínguez. Es junto con el de Chano los únicos que quedan en funcionamiento, conservando su forma original. Carece de acueducto, tiene el cubo de menores dimensiones de los que se conservan que se sitúa en la parte superior de la edificación, con el chaboco junto a las turbinas en la parte inferior, zona reformada (años 80 y 90 del siglo XX) para adaptarla a las normas sanitarias . El salón de la molienda mantiene los rasgos definidores del estilo original.

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17 y 18.- Palacio Lercaro y Jardines de Monteverde
    Pasado el molino La Máquina se encuentra la Casa Palacio Lercaro que tiene sus orígenes a mediados del año 1600 (s. XVII), está considerada uno de los mejores ejemplos de arquitectura típica canaria. Se trata de un edificio emblemático, perfecto para conocer parte de la historia del arte de Tenerife, descubrir cómo debió ser la vida de las grandes familias aristocráticas orotavenses y ver de cerca elementos del patrimonio etnográfico de la isla.
    Además ostentan el título de Bien de interés Cultural (BIC) con la peculiaridad de tener doble categoría: Por un lado con categoría de Monumento y por otro lado es también con categoría de Sitio Etnológico, a favor de los acueductos de los molinos.

    En los jardines de Monteverde se encuentra un monumento dedicado al diseño de la primera alfombra de flores que se hizo en el municipio en las fiestas del Corpus Cristi.
    El 15 de mayo de 2007 y mediante Decreto del Gobierno de Canarias se declaró Bien de Interés Cultural, con categoría ámbito insular, a las Alfombras del Corpus de La Orotava. Esta notable y centenaria tradición artística de naturaleza efímera, consistente en cubrir con flores algunas de las calles del municipio. El origen de las primeras se sitúa a mediados del siglo XIX, en relación directa con la primera alfombra floral con la que la familia Monteverde tributó al paso del Santísimo Sacramento a las puertas de su mansión. Paulatinamente varias familias fueron sumándose a la iniciativa hasta configurar todo un itinerario integrado por cuatro calles: Colegio, Carrera del Escultor Estévez, Tomás Pérez e Inocencio García; y tres plazas: Casañas, Patricio García y Ayuntamiento, en las que se disponen más de una treintena de muestras florales, alternando tapices y corridos.
    En la Villa de La Orotava sólo se utilizan las flores y otros elementos vegetales como el brezo tostado en diferentes tonalidades. Salvo en la Plaza del Ayuntamiento que desde el año 1919 se confecciona una alfombra en la que se emplean arenas volcánicas procedentes del Parque Nacional de Las Cañadas del Teide.

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19.- Iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción
Y ya por la calle de los Alfombristas llegamos a la Iglesia
de Ntra. Sra. de la Concepción, nuestro punto y final
de esta histórica e interesante ruta de hoy.

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