Itinerario de nuestra ruta de hoy por San Juan de la Rambla
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SAN JUAN DE LA RAMBLA
Trasera de la Iglesia de San Juan Evangelista
Calle la Alhóndiga desde la plaza, típico callejón empedrado
En frente haciendo esquina la Casa de Oramas de Saa
Iglesia de San Juan Evangelista desde dos perspectivas
Es hora de empezar a caminar recorriendo el casco histórico
Llegamos a una plaza con un bonito parque donde hacemos una parada
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PONCIO - BARRANCO LA MONJA
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ORILLA DE LA VERA
Entramos en la ctra. de la Orilla de la Vera en dirección este
Abrupto Barranco de las Monjas
Barranco de las Monjas y San Juan de la Rambla
El Cementerio y el barrio de Santa Catalina
Sobre la carretera la zona de El Convento
Finca de cultivos sobre el acantilado
Bancales
En este punto dejamos la ctra. de la Orilla de la Vera
por una pista cementada en dirección a San Juan de la Rambla
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CAMINO DE LOS DIFUNTOS
CAMINO DE LOS DIFUNTOS
Último tramo de la ruta de hoy desde la Orilla de la Vera
hasta San Juan de la Rambla por el Camino de los Difuntos
Dejamos atrás la ctra. de la Orilla de la Vera para coger
una pista cementada a la derecha en fuerte descenso
Vistas hacia la comarca de Icoden - Daute
Tartageros
Seguimos el descenso pasando junto a la Finca de San Juan y sus instalaciones deportivas
Pronto en un giro hacia la izquierda se acaba la pista y nos metemos por un túnel vegetal bajando unas escaleras
Entramos en un sendero de tierra siempre en descenso
Un poco más abajo abandonamos por un momento el sendero para llegarnos a un pequeño
mirador natural con unas vistas de infarto
Sobre el acantilado vemos a nuestros pies la ctra. que va al barrio de Las Aguas (derecha) y zonas de cultivo
A nuestra derecha aparece mimetizado con el paisaje, un arco de piedra
Impresionantes vistas sobre San Juan de la Rambla y Santa Catalina
Regresamos al sendero para continuar con nuestra ruta
Pronto llegaremos a un camino real por el que desde la Orilla de la
Vera, se bajaban a los fallecidos hasta San Juan de la Rambla, para
recibir sepultura en el cementerio municipal
Comienza aquí el Camino de los Difuntos,
un camino empedrado bastante pendiente con unas estupendas vistas de la costa de San Juan
Una cueva para el descanso
Bajo el risco del Mazapé, las vistas sobre el municipio y la costa norte son espectaculares
Entre vueltas y más vueltas nos vamos acercando al casco urbano de San Juan
El agua un elemento importantísimo para la supervivencia
Al llegar a este puente estamos a un tiro de piedra de San Juan
Puente sobre el Barranquillo de Chaurera del Obispo de Mesa
Puente sobre la ctra. gral. TF-5 a su paso por San Juan de la Rambla
Ahora ya en el casco urbano por la c/ Antonio Oramas vemos
de fondo la capilla o ermita de la Santa Cruz
Y a continuación la placita de Dña. Dolores Díaz Hdez.
dando por concluida nuestra bonita y espectacular ruta de hoy.
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PASEANDO POR LA VILLA DE LOS ZAPATEROS
Pero primero vamos a conocer algo de su historia.
A principios del siglo XVI nace San Juan de la Rambla de la mano de Martín Rodríguez, colono portugués que se instaló junto a su esposa, en la zona conocida como Malpaís de Icode y que hoy en día ocupa la parte baja del municipio. Por iniciativa del poblador se levanta una ermita en honor a San Juan Bautista, junto a la cual se fue asentando el pueblo, pues sus descendientes y otras familias acudieron atraídas por la actividad agrícola que se generaba en esta zona. De este modo, el pueblo fue creciendo alrededor de la ermita y del Camino Real constituyéndose como el pueblo de San Juan del Malpaís, el cual debe su nombre a dicha ermita. A mediados del siglo XVI la población sigue ascendiendo, y atendiendo a las dos poblaciones principales en la zona costera: San Juan y La Rambla, el nombre del pueblo es sustituido por San Juan de la Rambla.
Ante todo prudencia por las calles del casco histórico
Comenzamos la visita en la Plaza Vieja o de la Constitución
y después subimos por la calle de Antonio Oramas
La Alhóndiga (o pósito, como también se la conoce), funcionaba como un banco, pero su moneda era el cereal. El cereal era prestado o se vendía a los labradores en época de necesidad. Estos debían devolver la cantidad proporcional junto con el interés correspondiente.
En San Juan de la Rambla, no se sabe con certeza cuándo la alhóndiga comenzó a funcionar debido a que la documentación histórica desapareció con el aluvión de 1826. Se tiene constancia de ella a través de testamentos (la fecha más antigua data de 1592). También hay referencias de que la Alhóndiga llegó a albergar varias dependencias de relativa importancia como una sala de juntas, la carnicería y la propia cárcel. En torno a esta edificación se constituía la vida de la comunidad. Esta situación cambia en 1861, cuando el Gobierno español incrementó el impuesto que la Alhóndiga cobraba a los prestatarios de un tres a un seis por ciento. El malestar de los vecinos se acentuó con la Revolución de 1868, tras la cual pidieron la devolución del dinero, el reparto de los fondos del pósito y la disolución de este. A partir de aquel momento, la Alhóndiga perdió protagonismo hasta que dejó de ejercer su función en el siglo XX, destinándose a albergar distintas dependencias municipales. En ella también estuvo la oficina de Correos donde yo trabajé un tiempo
Actuales dependencias de correos muy cerca de la Alhóndiga
La casona data de casi finales del siglo XVIII, fue edificada por Antonio Lorenzo Delgado Oramas de Saá. Más tarde sería heredada por sus dos hijos, aunque solo Antonio de la Concepción Delgado Oramas de Saá (párroco de San Juan de la Rambla de 1810 a 1840) viviría en ella. En el aluvión de 1826 un brazo de agua penetró a la derecha de la calle El Mirador produciendo grandes estragos en esta vivienda, una parte de ella tuvo que ser reconstruida. En su fachada este destaca un amplio balcón cubierto a tres aguas. La casa cuenta con un mirador situado en el lado sur, desde él se observa una magnífica vista del conjunto urbano y su entorno. Se puede afirmar que, de todas las casas del siglo XVIII, esta es la que menos modificaciones ha sufrido en su interior
Casa de los Pérez Montañés (junto a la anterior)
Casona del siglo XVIII, originalmente fue propiedad de Don Martín Rodríguez, hijo de uno de los fundadores del pueblo. Se trata de una de las edificaciones más singulares e influyentes, tanto por su situación como por sus moradores. Con el paso de los años ha sufrido grandes modificaciones.
En el siglo XVI se edifica la ermita de San Juan por decisión de Martín Rodríguez, el poblador portugués. Poco a poco, esta humilde ermita fue transformándose en iglesia, gracias a la generosidad de sus feligreses y celo de sus capellanes. La ermita siguió creciendo al mismo ritmo que el vecindario, y el ansia de independencia de los vecinos produce la primera ampliación de la ermita. A partir de entonces se comienza a llamar iglesia. En 1558, la Iglesia de San Juan del Malpaís, con dependencia formal de la parroquia del Realejo, ya funcionaba como una verdadera parroquia. En el siglo XVII tiene lugar la construcción de la segunda nave, conocida como la nave Candelaria, pues albergaba un altar con la imagen de la Candelaria. Casi todas estas mejoras desaparecieron con el temporal de 1722, el cual causó gravísimos daños en San Juan de la Rambla, entre ellos a la iglesia, dado que el viento se llevó el tejado y el agua socavó los cimientos. La reconstrucción duró cuatro años y se pudo ejecutar gracias al esfuerzo y generosidad de los feligreses. En siglo XIX la Iglesia se va enriqueciendo con los añadidos de diversas capillas y casi se va completando la estructura actual. La Iglesia ha quedado configurada con planta de dos naves, en su fachada destacan los dos arcos de cantería y la torre, también de cantería.
Frente a la iglesia se encuentra la actual Casa Parroquial. Fue construida a finales del siglo XVIII por el capitán de milicias Manuel Vicente Alonso del Castillo, alcalde en varias ocasiones del municipio, además de participe en la defensa de Santa Cruz de Tenerife contra el Almirante Nelson.Las dos casas que vemos hoy constituían en el pasado una única mansión. Para ello, en 1784, la familia adquirió la casa colindante y la edificaron en dos plantas para convertirla en su residencia, y en 1801 compraron la vivienda contigua. Con estas dos adquisiciones conformaron la mansión que posteriormente fue dividida en dos, como testaron conjuntamente en 1804. Una parte pasaría en herencia a su sobrina Antonia Bautista Alonso, pues no poseían descendencia. La otra parte, integrada por la casa principal, fue donada a la Iglesia para casa parroquial a cambio de que el cuadro del Triunfo de la Inmaculada permaneciera siempre en dicha casa.
Situada frente a la Iglesia de San Juan Bautista haciendo esquina con la Calle Estrecha.Esta casona con balcón de celosía perteneció al capitán de milicias don Mateo Manuel Oramas de Saá y Meneses. Con el paso del tiempo y tras varios propietarios, el inmueble ha sufrido algunas modificaciones, sobre todo en su parte posterior. La casa actualmente pertenece a dos propietarios, por tanto, se haya dividida por un muro que separa el antiguo patio y las galerías. El elemento más significativo de la casa es su balcón en forma de ajimez cerrado por celosía y con dos postigos. En su interior, destaca el techo artesonado y los pisos de madera de las zonas antiguas. Además, se puede apreciar una tercera planta en las dependencias de la casa que servían como granero.
Ventanas con postigo
¿Cuántas cosas se habrán visto desde el oscuro interior de las mismas?
Merecido homenaje al pasado de los zapateros que hicieron que en las primeras décadas del siglo XX San Juan de la Rambla fuera reconocida en toda la Isla por la calidad del calzado que fabricaban los más de 20 profesionales que se concentraban en un municipio que no superaba los mil habitantes, cuya labor creó escuela y sirvió de sustento a la mayor parte de los habitantes de la época. Reconocimiento que plasmó el poeta Pedro García Cabrera en su obra “Vuelta a la Isla”, y que los primeros versos del poema aparece en la escultura.
Un monumento diseñado por el escultor Moisés Afonso, situado en la Calle Estrecha, en pleno Casco como recuerdo a tan noble labor. Por tanto es justo que no se olvide la memoria de quienes, con su esfuerzo, lucharon para crear industria, logrando ser referencia en épocas en las que el comercio era una heroicidad.Los zapateros vivieron su época gloriosa durante la década de los 30 y 50 del siglo XX, dedicando la producción en su mayoría a calzados de vestir y de labor, uno de cuero y suela, y otro de piel especial con planta de goma de las ruedas de los camiones, para trabajar en las plataneras y campo, en general. En los años 80, con la llegada de la importación, el cambio de modelo comercial, la emigración o el incipiente boom del Turismo, la profesión fue desapareciendo de manera gradual.
Admirando las cruces en las paredes de las casas del casco
que forman un vía crucis en el municipio
Portada clásica de una hacienda de la zona al final de la Calle
Estrecha donde se demuestra el poderío de sus moradores
Capilla de la Santa Cruz con imagen de un San Rafael
Cantera de San Juan
La Roca de Cerca (Risco de Mazapé) a la salida del municipio
Antigua casa junto al Barranco de los Palomos
en las afueras del municipio
El cementerio esculpido
Descendemos por la c/ Antonio Ruíz Cedrés para llegar a un mirador
Mirador sobre el camino al Charco de la Laja, una gran poza costera de roca volcánica
Vistas hacia la Playa de los Roques (debajo el municipio)
Admirando el abrupto litoral costero
Callejeando, vale la pena perderte por estas calles
Mirador de los Roques
Los roques que le dan nombre a la playa
Antiguas y estrechas callejuelas de San Juan
y concluimos este recorrido en el mirador de la Plaza Vieja
dejando atrás mucho patrimonio por descubrir porque
siempre hay que dejar algo para desear volver